28/02/08

Gandhi con mehlfa e darráa

Los Gandhis saharauis “Ayudadme. Grabadme. Me van a detener”. Los dos se arrojaron sobre los periodistas españoles que se encontraban en El Aaiun aquel sábado de noviembre de 2005. Las autoridades de ocupación marroquíes conmemoraban en la capital del Sahara Occidental el triste aniversario de la Marcha Verde; mientras se recrudecían en todas las ciudades las manifestaciones pacíficas de protesta contra la ocupación. Hasana Laasairi y Brahim Tubari, jóvenes estudiantes, habían dado sus nombres y números de teléfono a los periodistas que cubrían la noticia. Después se arrodillaron en medio de la calle y empezaron a gritar “¡Viva el Sahara libre!”. Se vieron al momento rodeados de policías y les llovieron golpes de porras y culatas por todo el cuerpo. Les tiraron en un furgón policial y se los llevaron detenidos.
Arrojados al vacío. De repente se escuchó un grito y todas las miradas se dirigieron a un hombre que caía desde la azotea del hotel. Alhsehein Lemlih, un saharaui de 40 años, paseaba unos minutos antes por un barrio de El Aaiun escuchando la Radio Nacional Saharaui cuando fue sorprendido por cuatro policías que se bajaron de un coche e intentaron detenerle mientras le agredían. Alhesein escapó, echó a correr y consiguió refugiarse en un hotel cercano pero los policías le persiguieron hasta que le alcanzaron en la azotea y le arrojaron al vacío. Los testigos vieron cómo le metían en el coche de policía, llevándoselo a toda prisa y comentaron aterrorizados todos los casos que se conocían en El Aaiun de saharauis arrojados desde lo alto de los edificios. Como Sidi Ahmed Taleb, que dos años antes resultó gravemente herido en la columna y al que ningún médico quiso atender.
Los olvidados. Abba Oualia Ahmed-Mahmoud desaparecido en 1979; Abdellah Mohamed-M’Barek desaparecido en 1987; Abdellah Ramdane Mohamed- Lamine desaparecido en 1976; Abdati Mohamed-Salem Brahim desaparecido en 1976; Abeid Souhaili desaparecido en 1975; Abdelahi Abdelmajid AbdelUadoud desaparecido en 1981; Abidin Bouzeid Allal desaparecido en 1976; Ahmed Lahsen El Mehdi desaparecido en 1976; Ahmed Lamaadel El Mehdi desaparecido en 1976; Ahmed Mohamed Salem El Arbi desaparecido en 1976; Ahmed Souilem Mohamed (Terfass) desaparecido en 1976; Alouat Taher desaparecido en 1976; Ali Bachir Ali desaparecido en 1976 … más de 500 nombres, más de 500 personas de las que no se ha vuelto a saber nada, pero no están olvidados, un pueblo entero resiste para que no se borre su memoria.
Resistencia pacífica. Con precisión contaba a la periodista las torturas de las que fue víctima, las vejaciones a las que le sometieron y todo el miedo que le intentaron meter a sangre y golpes en su magullado cuerpo. Y no vaciló ni un segundo. Con frialdad detallaba todo el dolor que esculpieron en sus piernas, destrozadas y tal vez irrecuperables para siempre. Pero en El Mami Amar Salem no había odio. Explicó con ilusión cómo estaba contactando con organizaciones internacionales para conocer nuevos métodos de resistencia pacífica. Mientras, la esperanza iluminaba las cicatrices de su rostro.
“Oh, ciego”. Diez años permaneció encerrado en el infierno de los infiernos, Kalaat M’Gounat, el más triste de los presidios, negro fruto de una mente desquiciada. Diez años desaparecido sin que nadie supiera de él. A Sadik Bulahi el calvario le dejó ciego pero en aquella deriva él se aferró a la poesía como tabla de salvación. El dolor por la injusticia le dictó una noche un poema en su celda, lo compuso de memoria porque no había forma de plasmarlo en papel. Estaba ciego y enfermo y para animar a sus otros compañeros saharauis, casi trescientos en aquellos días, lo recitaba cada tarde durante los pocos minutos de sol que disfrutaban en el patio de la prisión. “Oh, ciego” se convirtió en un símbolo para todos sus compañeros presos, en la única forma de expresar su dolor y su convicción por un Sahara libre. “Erigir la emboscada / (…) / hoy ante tu altar se luce un minusválido, / y ciego se querella, / y el dolor se hunde en su corazón / transformado en ojos”. “Aini mshaat (Mi ojo se fue)”. A Sultana, una estudiante saharaui, después de reventarle el ojo con una porra por manifestarse pacíficamente, no le trataron en el hospital. Los policías la llevaron a una comisaría junto a la turística plaza Jamaa Lefna de Marraquech. La siguieron maltratando mientras se escuchaba la música de los saltimbanquis y el ruido de los turistas que allí se congregan.
Loca por el Sahara. Kbaidat se había unido a sus compañeras saharauis en una sentada para reclamar con el arma de la palabra su derecho a la libertad. Era el mes de junio de 2005 y hacía un mes que había comenzado en las principales ciudades saharauis un levantamiento pacífico reclamando el fin de la ocupación marroquí. Todas las mujeres reunidas empezaron a dar palmas y a cantar lemas por la independencia. En un par de minutos les rodearon decenas de policías y empezaron a golpearlas con sus porras. Kbaidat se sorprendió a sí misma gritando en español “Viva el Sahara libre e independiente”. Un policía le gritó: “¡Calla, loca!”. “Loca sí, loca por el Sahara”, le respondió ella. El policía levantó con odio su porra y de repente a Kbaidat todo se le volvió negro.
35 kilos. 4 años de desaparición en la cárcel de Kalaat M’Gounat le costó a Brahim Dahan su participación en una manifestación pacífica para denunciar la presencia ilegal de Marruecos en el Sáhara Occidental. Una comisión de la ONU visitaba el territorio y Marruecos detuvo a decenas de saharauis. Torturas, vejaciones, frío, falta de alimentos, palizas, insultos, muerte, terror… Brahim fue puesto en libertad años después, envuelto en un trapo y pesando 35 kilos.
Son pacíficos. “Son violentos porque están desesperados.(Gandhi”).
Pero yo digo: “son pacíficos aunque están desesperados”. Los saharauis en las zonas ocupadas alzan la bandera blanca de su Repúblicay recuperan sus calles. Resistencia Pacífica. Rebelión no violenta. Los saharauis de las zonas ocupadasempuñan la pacífica arma de la palabra. En el Sahara ocupadolas calles traen vientos de cambioy las paredes susurran lemas de libertad. “La badil, la badil” gritan las azoteas, testigos horrorizados de una violencia sin límite. Los vertederos recogen sus machacados huesos,una melhfa cubre su alma dolorida y un joven en la calle pone la otra mejilla. “Podrán matarme, pero no morirme”, dijo el poeta. “Me mataréis, pero no podréis matar mis ideas”clama Aminetu. Resistencia Pacífica. Rebelión no violenta. Los verdugos derraman impunes la sangre de los inocentes. A cambio se condecora al torturador y se alaba al tirano. Mientras, todos miramos para otro lado y el silencio nos hace cómplices. Los saharauis de las zonas ocupadas responden con paz a la violencia. Su gesto es un ejemplo pero todos miramos para otro lado. Nada hay más desolador que “el silencio de los bondadosos”. Conchi Moya.
De Gonzalo Moure Trenor

25/02/08

Lápices para a PAZ

Lápices para la PAZ se prepara para los Campamentos Saharauis.

Glana, una niña de 4 años, mira los últimos rayos de sol en el campo de refugiados de Smara. Como telón de fondo, la jaima de su familia.

El pueblo saharaui es conocido como los hijos de las nubes, pastores nómadas que seguían a las nubes a través del desierto durante semanas esperando la lluvia. Hace más de 30 años que siguen esperando otra quimera, la independencia de su patria. En 1975, con Franco en su lecho de muerte, tropas marroquíes y mauritanas invadieron el Sáhara Occidental (con el consentimiento de España) para dividir la antigua colonia española. Desde su partida del Sahara Occidental en 1975, dos generaciones de saharauis nacieron y viven una existencia indigente en los inhóspitos y descoloridos campos de refugiados de Tinduf, en Argelia. Allí, los saharauis permanecen en un estado de perpetua provisionalidad. Aproximadamente 150.000 saharauis viven en campos de refugiados cerca de la ciudad fronteriza de Tinduf. Estos campos están ubicados en el jardín del diablo, una sección de la hamada argelina barrida por el siroco, donde la temperatura puede subir hasta los 55 grados. Aunque han sido capaces de organizarse en los campos y conseguir un acceso limitado a la educación y la salud, el pueblo saharaui depende de la ayuda internacional que cada año es menos fiable. Informes del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados advierten de que los fondos están bajo mínimos.

Foto y texto de Nacho Hernández, fotógrafo participante del XI Premio Internacional de Fotografía Humanitaria Luis Valtueña.

Debido a los recientes y tristes acontecimientos en el Kurdistán iraquí y las dificultades con que nos encontramos para llevar la ayuda escolar, hemos decido posponer nuestro viaje a Irak. Pero esto no nos supone quedarnos quietas.
Lápices para la PAZ se dirige a los hijos de las nubes el próximo 14 de abril. Pone rumbo a un pueblo ignorado por los sucesivos gobiernos democráticos españoles, desoyendo sistemáticamente las reclamaciones de justicia, no sólo del Pueblo Saharaui, sino de miles de ciudadanos del estado español. Este abandono a su suerte, de 30 largos años, nos encontramos aproximadamente con 200.000 personas, mujeres niños y jóvenes que viven en situaciones extremas en la zona más inhóspita del desierto, con la mayor dignidad y a la espera del ansiado referéndum.

Quiero destacar el logro significativo del Frente Polisario al haber conseguido la escolarización del cien por cien de la población en edad escolar. Un éxito sin precedentes, dada las precarias situaciones como la falta de edificios escolares y material de enseñanza, con maestros escasísimos y sin apenas formación adecuada y en un ambiente bélico y de exilio. Por todo esto es imprescindible la ayuda humanitaria y la perdurabilidad de la educación.

Desde aquí hago un llamamiento a todas y todos aquellos que queréis colaborar con los niños de las nubes, con los niños saharauis.
Sólo recordar que Lápices para la PAZ es un proyecto de personas que creemos en un mundo más justo y nos movilizamos por esta causa. Y como lo fue en Palestina llevaremos la ayuda de persona a persona, de tu a tu, como se ha hecho hace miles de años, sin intermediarios.

Estamos recogiendo diverso material escolar en Madrid. Lápices de colores, gomas de borrar, rotuladores, plastilina, sacapuntas, (Libros de texto no)..etc.
Sólo tenéis que mandarlo por correo o llevarlo personalmente a la siguiente dirección:

Sección Sindical CC.OO.
Hospital General Universitario Gregorio Marañón
C/ Doctor Esquerdo, 46
28007 Madrid
O si por lo contrario queréis aportar algún donativo:

Cuenta bancaria, a nombre de la ONG Infancia Solidaria, donde puedes ingresar, mediante transferencia o ingreso en efectivo, tu donación:
La Caixa 2100.4179.93.2200045563
Poner en concepto: Sáhara “Lápices para la paz”.

Una vez realizado tu ingreso, y a efectos de la desgravación fiscal del 25% de tu aportación, deberás remitir un correo electrónico a is@infanciasolidaria.org con tu nombre, dirección postal y NIF.
Todo esto antes del 10 de abril del 2008.

Por la infancia y la educación y porque ¡otro mundo sí que es posible!.



De Lápices para la PAZ

21/02/08

Graffitis



A arte antiga é a testemuña protagonista das nosas orixes, unha testemuña fráxil ante axentes como o tempo, o clima, a luz... ou a barbarie humana.
Nunhas pinturas prehistóricas de 6000 anos de antigüidade na cova do Diaño, no Sáhara Occidental -un dos maiores xacementos rupestres prehistóricos do sur do país- apareceron... nada máis nin nada menos ca graffitis.
Joaquim Soler, investigador da Universidade de Girona descobreu como un oficial exipcio, Mahmud, e un keniano, Issa, gravaran os seus nomes nas paredes onde aparecían as pinturas prehistóricas. Oficiais da ONU, cascos azuis destinados no Sáhara Occidental para controlar o cumprimento de acordo de paz entre Marrocos e a Fronte Polisaria.
O máis curioso é que Issa se graduara en "ética do mantemento da paz" nunha academia militar. Os termos "comprensión", "cooperación" e "paz internacionais" son un todo fundado no principio das relacións de amizade entre os pobos e o Estado que teñen sistemas sociais e políticos diferentes. Se este home está graduado en "ética", é dicir, conduta, moral, norma, comportamento... como é que non respecta e non diferenza o que se pode ou non se pode facer?.
Pero este só se suma a outras pintadas e sinaturas de case tres metros que tapan valiosísimos debuxos prehistóricos. Nomes e apelidos, escritos sen ningún pudor.
O patrimonio do Sáhara Occidental sofre este expolio desde hai anos de forma sistemática. Violan unha xoia de inalculabre valor en metade do deserto que constitúe un museo aberto as 24 horas do día; pode ser o máis grande do mundo, e sen dúbida ningunha, é un dos xacementos prehistóricos máis importantes coñecidos. Violar o patrimonio cultural deste pobo é violar o patrimonio de toda a humanidade. Faltarlle o respecto á cultura significa que a todos e a todas nos están a expoliar.


14/02/08

Opinións (6)

Agustina González cre que

Estivo moi ben que viñese o autor, xa que as súas vivencias no Sáhara axudáronme a comprender a precaria situación que está a vivir ese pobo.
Ademais, alégrame saber que imos ler libros sobre este pobo tan desfavorecido.

13/02/08

Opinións (5)

Enma Vázquez di que:

Primeiro de nada darlle as grazas a Fran Alonso por darnos esa grandisima charla que me adentrou nas penurias que pasan lonxe pero cerca de nós. Creo que non hai palabras para describir o que Frran me trasmitiu e nos trasmitiu a todos. Escoitar as súas propias historias do Sahara foi quizais o que máis me sorprendeu. Aínda que non preguntei nada no tempo de preguntas foi do máis intereasnte da súa charla, simplemente foi marabillosa.

Opinións (4)

Icíar Rodríguez cre que:

a tarde que pasamos con Fran Alonso eu ao principio non me enteraba de moito porque estaba algo descentrada pero pouco tardei en escoitalo ao 100% e.. que ben falaba! recitaba moi ben as poesías, algunhas das que dixo parecíanme horribles pero ditas como as dixo el sonaban bonitas! E respecto ao do Sahara, pois pareceume moi interesante, vivir todas esas cousas debe ser moito!

12/02/08

Opinións (3)

Sara Vallo Munín reflexiona sobre a visita de Fran e o seu libro:

O libro Territorio ocupado pareceume un libro moi interesante. Aínda que ao comezo non o entendía moi ben. Encantoume a charla que nos deu Fran Alonso, porque serviu para que me enterase da situación do Sahara; desilusionoume moito o que fixo o goberno español, e o que aínda está a facer.
A visita do autor foi divertida, interesante e importante. Grazas a el agora sei moito máis sobre o Sáhara, que é o tema do noso club de lectura.
En definitiva, gustoume moito a visita do autor.



11/02/08

Opinións (2)

Carme Ares reflexiona sobre o libro e sobre a visita de Fran Alonso:

Desasosego, rabia, ira, impotencia... isto e máis é o que a lectura de "Territorio ocupado" provoca en nós. O relato de/sobre a situación de pobo saharaui bate no lector como unha inmensa labazada. Compartir con cada unha das persoas-personaxe que aparecen no libro a loita diaria das súas vidas desacóuganos máis ca calquera outra inxustiza que nos poida chegar a través dunha obra escrita. Pero, por que? Quizais porque eu, lectora, lin este libro "dende o futuro" e sei que o problema que os saharauis tiñan en 1998 hoxe, segue, incriblemente, sen estar resolto; a esperanza que daquela os mantiña hoxe xa non existe e o seu esforzo foi inútil. Talvez, tamén porque sabemos que é case imposible que haxa unha solución digna, tanto para os que viven nos campos de refuxiados como para os que quedaron en/no territorio ocupado.
Entón, esta vez onde o pracer de ler? Só no pracer de coñecer unha realidade que, por inxusta que pareza, existe; e no pracer de saber que alguén, Fran Alonso, nola quixo amosar con honestidade e rigor.
Grazas.

10/02/08

As opinións (1)

Lorena Bibián Caramés reflexiona sobre a visita de Fran Alonso:

Foi moi agradable e interesante. Quizais o que menos me gustou foi cando nos contou a historia do Sáhara, que eu xa lera no libro, pero cando comezou o debate aprendín moito. Aínda que eu non preguntase nada gústame escoitar á xente e aprender. E ese día aprendín moito. De feito, o tempo pasou voando e non nos demos conta da hora que era.
Au pediría que algo así se volva a repetir. Que veñan os escritores é unha actividade que me encanta.

08/02/08

Bajo la jaima

Bajo la jaima é unha recompilación de contos populares saharauis.
Os contos nárranse á tardiña cando os nenos e nenas antes da cea reúnense na "jaima". Todos están sentados, todos participan na emisión do conto coa súa atención e interese...
El nuevo maestro:
El nuevo maestro parecía muy severo y no ser muy querido por muchos de sus pequeños alumnos, porque, a menudo, hacía preguntas sorprendentes y pedía, sobre todo, que presentaran sus deberes cada mañana.Un día ordenó a la clase dibujar un pájaro sobre un árbol en dos minutos solamente. Hizo bien entender, con amenazas muy claras, que castigaría a estar arrodillados contra la pizarra, durante una hora, a aquellos que no finalizaran la tarea a tiempo.Los dos minutos acabaron. El maestro golpeó violentamente la mesa para que los alumnos levantaran sus pizarritas. Todo el mundo dibujó o intentó dibujar el árbol y el pájaro salvo el pequeño alumno del rincón. El maestro se dirigió a él y le preguntó:- ¿Por qué no has dibujado el pájaro también?Y el pequeño respondió:- Maestro, yo lo he dibujado pero cuando usted golpeó la mesa se asustó tanto que salió volando.

06/02/08

Tebraa. Retratos de mulleres saharauis

14 mulleres andaluzas crearon "Tebraa. Retratos de mulleres saharauis. Un canto contra o esquecemento", un documental onde se narran as vidas de once mulleres saharauis e da súa loita diaia pola supervivencia e por non perder a súa propia identidade.

Texto de Chaska Mori:

La tebraa es el canto de las mujeres del desierto del Sahara. Son cantos de amor o de lamento que entonan cuando están solas.

Con el título de Tebraa, presentamos un documental en el que catorce creadoras de Andalucía perfilan once retratos de mujeres saharauis.
Son historias de mujeres a quienes se les ha negado el derecho a la tierra y que, desde sus campos de refugiados o los territorios ocupados por Marruecos, cantan en su fuero interno por retornar algún día al país que les fue arrebatado en 1975.

Como un puzzle, el documental va presentando piezas breves, de alrededor de cinco minutos, en el que rostros e historias nos van revelando el destino colectivo de un pueblo condenado al peor de los exilios: familias separadas, vidas clandestinas, gente que deambula en un no lugar en donde el tiempo parece detenido y en el que todo es difícil. Y a pesar de ello, o quizás por ello, la vida es de una inusitada fuerza, una resistencia diaria contra la disolución.

Esta película es un humilde homenaje a las mujeres saharauis que resisten en el Sahara ocupado y a aquellas que, casi en solitario, construyeron los campos de refugiados, cuando los hombres estaban luchando contra el ejército marroquí. Ellas, en la porción de desierto prestado por los argelinos, en medio de la nada, prepararon el adobe con el que levantaron sus casas, sus escuelas y sus hospitales.

Han pasado más de 30 años de aquel entonces. Los niños y los jóvenes saharauis que viven en los campos de refugiados han nacido allí entre las piedras y las estrellas y un horizonte infinito de arena. No han podido conocer la tierra de sus padres, que es la suya en realidad, con su desierto pero también con su mar. El Aaiún, Dahla, Aussert, Smara… son los nostálgicos nombres de las principales ciudades del Sahara Occidental con los que los saharauis han bautizado sus campos de refugiados. Son ciudades a las que algún día esperan retornar.

Este documental surgió por iniciativa de la Asociación de Sevilla de Amistad con el Pueblo Saharaui, a raíz del impacto que tuvo la lectura del relato de Fatma El Medhi, donde narra la huida de su tierra y la dureza de los primeros años en los campamentos de refugiados.

La Asociación promovió la idea de realizar una película, con valor de documento, que recoja trozos de la realidad que viven a diario las mujeres saharauis, con la sugerencia, además, de que fueran mujeres quienes contaran estas historias.

Fuimos entonces conformando un equipo. Algunas proveníamos del mundo audiovisual, otras de la arquitectura, el diseño y la escritura. Juntas nos agarramos fuerte al deseo común de contar estas historias, desde el presente, a lo largo de dos años.

Uno de los fines de este proyecto radicaba en su propio proceso, implicar al máximo número de personas con la idea de difundir y acercar la realidad en la que están inmersos los saharauis y que, desgraciadamente, se desconoce en muchos aspectos. Queríamos un proyecto activo, de conocimiento, descubrimiento y denuncia.

Nuestro esfuerzo se vio compensado con la respuesta positiva y participativa de técnicos, artistas, particulares y empresas del medio audiovisual andaluz que, de manera totalmente desinteresada y comprometida, nos ofrecieron su apoyo.

Desde un inicio, Tebraa se fue gestando como un proyecto colectivo. Si bien cada pieza tiene un carácter, un color y una creadora detrás, el conjunto, es decir, el documental con sus 67 minutos de duración, es como un cuarto oscuro en el que una mano –que es la mano de todas– sostiene una linterna y va alumbrando partes de la habitación, de manera que, por trocitos, vamos descubriendo y ubicando en nuestro imaginario lo que hay dentro.

El documental arranca con imágenes del exilio de los saharauis en su huída hacia el desierto: tormentas de arena, mujeres y niños a pie o en camiones... Bea Mateos lo cuenta a partir de los archivos proporcionados por la RASD TV (Televisión Saharaui).

Los saharauis encontraron refugio en la hammada argelina donde, para existir, hay que resistir como las piedras o saber vivir como las acacias del desierto. El primer retrato es el de Maaluma, una matrona de los campamentos que, con muy poco material médico y, apoyándose en el conocimiento tradicional de las que la precedieron, recibe la vida en medio del desierto.

Los niños de los campamentos crecen en la inmensidad del desierto y los destinos empiezan a tomar sus propios caminos.

Laura Alvea y Paz Piñar cuentan la historia de dos niñas: una de mayor quiere ser estrella del pop mientras que la otra sueña con casarse y tener su propia jaima. La primera acude a la escuela y se prepara para viajar, conocer otras tierras, otras gentes, otras voces. La segunda no sabe leer ni escribir; le tocó cumplir con la tradición, estar al cuidado de los más pequeños y de sus mayores. Sin embargo, tienen algo en común: las dos nacieron y ahora crecen en unos campamentos de refugiados.

La historia de Sukaina, la protagonista de la pieza de Dácil Pérez de Guzmán, retrata la realidad de los niños de los campamentos que vienen de vacaciones a España acogidos por una familia. Aquí todo es perfecto, hay cariño, agua y hasta una piscina. Sólo falta la jaima al lado de la piscina.

Mercedes M. del Río cuenta la vida de Fatma, una joven sorda que llegó de niña a España para recibir tratamiento y se quedó. Fatma ya no quiere regresar a los campamentos, a pesar de que su madre y su familia están allá. Fatma tiene en España otra vida, otros amigos y una madre adoptiva española. ¿Para qué volver?

En el “desierto de los desiertos”, donde están los campos de refugiados, la vegetación es prácticamente inexistente. Pero Azuha, junto con otras 1.500 personas, han convertido su día a día en una lucha por conseguir que la tierra casi infértil produzca alimentos para la población. Azuha estudió agronomía en Cuba y hoy trabaja en uno de los huertos de Dahla. María Durán y Carmen Marzal nos cuentan su historia.

Del otro lado del muro, construido por Marruecos, está la tierra soñada: el Sahara ocupado. Eva Morales y Ana Álvarez emprenden un viaje en coche, desde Agadir hasta allí, para encontrarse con mujeres saharauis. Pronto se ven obligadas a actuar clandestinamente. “Miedo, llegamos a tener bastante miedo, tensión, rabia, obsesión…”, recuerdan Eva y Ana. “Nos sentimos controladas, la policía nos pisaba los talones. Nos vimos obligadas a asumir el ridículo papel de espías, hablando en clave por si teníamos escuchas, o haciendo movimientos muy medidos para no levantar sospechas. Sólo queríamos hablar con mujeres saharauis, ¿qué tenía esto de trasgresor?”.

La cárcel y la tortura han sido dos de los métodos más empleados por el ejército marroquí, para callar a los saharauis en su lucha por recuperar su tierra. Fatma y Mamia son dos hermanas que tuvieron que huir en patera de la represión marroquí, después de pasar 16 años en la cárcel y ver morir a su madre y a su padre en ella, todo por ser saharauis. Llegaron hasta Tenerife y, desde allí, contaron su historia a María Rodriguez.

A pesar de la falta de libertades y de la represión que viven a diario los saharauis en la zona ocupada, mujeres y hombres siguen resistiendo y luchando por la causa de su pueblo. Una figura emblemática de esta lucha es Aminetu Haidar, retratada por Ana Rosa Diego.
“Me mataréis, pero nunca conseguiréis matar mis ideas” es una frase famosa de Aminetu, cuenta Ana Rosa, quien dice que cuando le preguntaron sobre ella, Aminetu les respondió: “Esto lo dije mientras un policía me golpeaba en la calle central, llena de sangre... Le dije que aunque me golpeara, nunca cesaría en mi lucha, aunque él me torture, nunca voy a retroceder”.

Mariem Hassan, símbolo de la música saharaui, es la voz que acompaña algunas historias del documental. Raquel Conde nos la muestra, además, en acción, durante un concierto en España, desplegando la fuerza de un canto capaz de atravesar todos los muros.

Niños jugando sobre la arena, piedras, lápidas, una jaima, pasos, un cementerio y una anciana, recuerdos, peces… Seguia El Hamra, región al norte del país, cuyo nombre le viene dado del río que cruza, allí vivió Dad’da hasta la ocupación marroquí. Roció Huertas hace un retrato de la esperanza, la memoria y los sueños de Dad’da, una mujer de 70 años, “una anciana prodigiosa” a quien “ya no le duele nada y no se permite seguir recordando”.

Al día de hoy, los saharauis y todos aquellos que deseamos que se haga justicia con este pueblo, estamos a la espera de que se realice el referéndum de autodeterminación, prometido por las Naciones Unidas desde hace más de 20 años y postergado y atascado por los obstáculos que pone el gobierno de Marruecos, y aquellos Estados que lo apoyan, entre ellos el de España.

La historia está llena de escándalos y muchas veces olvidamos que el presente es la historia que construimos. Por eso, con este documental, hemos decidido desentrecruzar los brazos y unir nuestras voces en un canto contra el olvido, esperando, como John Grierson, desde el cine, estimular el corazón y la voluntad de las personas para afrontar los escándalos del presente.



05/02/08

Un pequeno vídeo

Este é un pequeno vídeo explicativo sobre o que aconteceu e acontece no Sáhara.



03/02/08

Poemas

Un poema dun dos poetas da Xeración da Amizade, que escriben en castelán, a súa segunda/primeira lingua: Limam Boicha. O primeiro por Aminetu, a “Gandhi do Sáhara”, a muller que viaxou ata El Aaiun para ser detida e compartir o destino de torturas e cárcere coos xoves presos no Cárcere Negro.
Aminetu

En Ti araron un surco
y desgajaron tus ramas,
tus tallos,
tus pétalos.
Te negaron
sorbos de agua,
rayos de luz,y hasta un trozo de Melhfa.
Pero en Ti existe
una exuberante vegetación de memoria,
una brisa del océano,
y esa próxima
y anhelada lluvia nuestra.

GALB
Me pregunta un viajero
qué significa un galb.
Digo yo, por ejemplo,
que Miyek es un lunar
en el vientre de esta tierra.
que Ziza, por ejemplo,
es pecho en lengua bereber,
y que el ala de una duna
puede tocar el mar del cielo.
Digo yo, por ejemplo,
que en los altos picos
de prismáticos amaneceres
- frotando su piel-
hay mucha vida dormida.
Que en la piedra pasajera
hay platillos estacionados,
islas que emergen
desde el océano de la nada.
Un galb puede ser, por ejemplo,
el nombre de una muchacha esculpida
entre las pestañas de una cueva.
Como Tiris es el ombligo del Sahara,
galb es un corazón,
corazón de piedra.

Limam Boicha