06/02/08

Tebraa. Retratos de mulleres saharauis

14 mulleres andaluzas crearon "Tebraa. Retratos de mulleres saharauis. Un canto contra o esquecemento", un documental onde se narran as vidas de once mulleres saharauis e da súa loita diaia pola supervivencia e por non perder a súa propia identidade.

Texto de Chaska Mori:

La tebraa es el canto de las mujeres del desierto del Sahara. Son cantos de amor o de lamento que entonan cuando están solas.

Con el título de Tebraa, presentamos un documental en el que catorce creadoras de Andalucía perfilan once retratos de mujeres saharauis.
Son historias de mujeres a quienes se les ha negado el derecho a la tierra y que, desde sus campos de refugiados o los territorios ocupados por Marruecos, cantan en su fuero interno por retornar algún día al país que les fue arrebatado en 1975.

Como un puzzle, el documental va presentando piezas breves, de alrededor de cinco minutos, en el que rostros e historias nos van revelando el destino colectivo de un pueblo condenado al peor de los exilios: familias separadas, vidas clandestinas, gente que deambula en un no lugar en donde el tiempo parece detenido y en el que todo es difícil. Y a pesar de ello, o quizás por ello, la vida es de una inusitada fuerza, una resistencia diaria contra la disolución.

Esta película es un humilde homenaje a las mujeres saharauis que resisten en el Sahara ocupado y a aquellas que, casi en solitario, construyeron los campos de refugiados, cuando los hombres estaban luchando contra el ejército marroquí. Ellas, en la porción de desierto prestado por los argelinos, en medio de la nada, prepararon el adobe con el que levantaron sus casas, sus escuelas y sus hospitales.

Han pasado más de 30 años de aquel entonces. Los niños y los jóvenes saharauis que viven en los campos de refugiados han nacido allí entre las piedras y las estrellas y un horizonte infinito de arena. No han podido conocer la tierra de sus padres, que es la suya en realidad, con su desierto pero también con su mar. El Aaiún, Dahla, Aussert, Smara… son los nostálgicos nombres de las principales ciudades del Sahara Occidental con los que los saharauis han bautizado sus campos de refugiados. Son ciudades a las que algún día esperan retornar.

Este documental surgió por iniciativa de la Asociación de Sevilla de Amistad con el Pueblo Saharaui, a raíz del impacto que tuvo la lectura del relato de Fatma El Medhi, donde narra la huida de su tierra y la dureza de los primeros años en los campamentos de refugiados.

La Asociación promovió la idea de realizar una película, con valor de documento, que recoja trozos de la realidad que viven a diario las mujeres saharauis, con la sugerencia, además, de que fueran mujeres quienes contaran estas historias.

Fuimos entonces conformando un equipo. Algunas proveníamos del mundo audiovisual, otras de la arquitectura, el diseño y la escritura. Juntas nos agarramos fuerte al deseo común de contar estas historias, desde el presente, a lo largo de dos años.

Uno de los fines de este proyecto radicaba en su propio proceso, implicar al máximo número de personas con la idea de difundir y acercar la realidad en la que están inmersos los saharauis y que, desgraciadamente, se desconoce en muchos aspectos. Queríamos un proyecto activo, de conocimiento, descubrimiento y denuncia.

Nuestro esfuerzo se vio compensado con la respuesta positiva y participativa de técnicos, artistas, particulares y empresas del medio audiovisual andaluz que, de manera totalmente desinteresada y comprometida, nos ofrecieron su apoyo.

Desde un inicio, Tebraa se fue gestando como un proyecto colectivo. Si bien cada pieza tiene un carácter, un color y una creadora detrás, el conjunto, es decir, el documental con sus 67 minutos de duración, es como un cuarto oscuro en el que una mano –que es la mano de todas– sostiene una linterna y va alumbrando partes de la habitación, de manera que, por trocitos, vamos descubriendo y ubicando en nuestro imaginario lo que hay dentro.

El documental arranca con imágenes del exilio de los saharauis en su huída hacia el desierto: tormentas de arena, mujeres y niños a pie o en camiones... Bea Mateos lo cuenta a partir de los archivos proporcionados por la RASD TV (Televisión Saharaui).

Los saharauis encontraron refugio en la hammada argelina donde, para existir, hay que resistir como las piedras o saber vivir como las acacias del desierto. El primer retrato es el de Maaluma, una matrona de los campamentos que, con muy poco material médico y, apoyándose en el conocimiento tradicional de las que la precedieron, recibe la vida en medio del desierto.

Los niños de los campamentos crecen en la inmensidad del desierto y los destinos empiezan a tomar sus propios caminos.

Laura Alvea y Paz Piñar cuentan la historia de dos niñas: una de mayor quiere ser estrella del pop mientras que la otra sueña con casarse y tener su propia jaima. La primera acude a la escuela y se prepara para viajar, conocer otras tierras, otras gentes, otras voces. La segunda no sabe leer ni escribir; le tocó cumplir con la tradición, estar al cuidado de los más pequeños y de sus mayores. Sin embargo, tienen algo en común: las dos nacieron y ahora crecen en unos campamentos de refugiados.

La historia de Sukaina, la protagonista de la pieza de Dácil Pérez de Guzmán, retrata la realidad de los niños de los campamentos que vienen de vacaciones a España acogidos por una familia. Aquí todo es perfecto, hay cariño, agua y hasta una piscina. Sólo falta la jaima al lado de la piscina.

Mercedes M. del Río cuenta la vida de Fatma, una joven sorda que llegó de niña a España para recibir tratamiento y se quedó. Fatma ya no quiere regresar a los campamentos, a pesar de que su madre y su familia están allá. Fatma tiene en España otra vida, otros amigos y una madre adoptiva española. ¿Para qué volver?

En el “desierto de los desiertos”, donde están los campos de refugiados, la vegetación es prácticamente inexistente. Pero Azuha, junto con otras 1.500 personas, han convertido su día a día en una lucha por conseguir que la tierra casi infértil produzca alimentos para la población. Azuha estudió agronomía en Cuba y hoy trabaja en uno de los huertos de Dahla. María Durán y Carmen Marzal nos cuentan su historia.

Del otro lado del muro, construido por Marruecos, está la tierra soñada: el Sahara ocupado. Eva Morales y Ana Álvarez emprenden un viaje en coche, desde Agadir hasta allí, para encontrarse con mujeres saharauis. Pronto se ven obligadas a actuar clandestinamente. “Miedo, llegamos a tener bastante miedo, tensión, rabia, obsesión…”, recuerdan Eva y Ana. “Nos sentimos controladas, la policía nos pisaba los talones. Nos vimos obligadas a asumir el ridículo papel de espías, hablando en clave por si teníamos escuchas, o haciendo movimientos muy medidos para no levantar sospechas. Sólo queríamos hablar con mujeres saharauis, ¿qué tenía esto de trasgresor?”.

La cárcel y la tortura han sido dos de los métodos más empleados por el ejército marroquí, para callar a los saharauis en su lucha por recuperar su tierra. Fatma y Mamia son dos hermanas que tuvieron que huir en patera de la represión marroquí, después de pasar 16 años en la cárcel y ver morir a su madre y a su padre en ella, todo por ser saharauis. Llegaron hasta Tenerife y, desde allí, contaron su historia a María Rodriguez.

A pesar de la falta de libertades y de la represión que viven a diario los saharauis en la zona ocupada, mujeres y hombres siguen resistiendo y luchando por la causa de su pueblo. Una figura emblemática de esta lucha es Aminetu Haidar, retratada por Ana Rosa Diego.
“Me mataréis, pero nunca conseguiréis matar mis ideas” es una frase famosa de Aminetu, cuenta Ana Rosa, quien dice que cuando le preguntaron sobre ella, Aminetu les respondió: “Esto lo dije mientras un policía me golpeaba en la calle central, llena de sangre... Le dije que aunque me golpeara, nunca cesaría en mi lucha, aunque él me torture, nunca voy a retroceder”.

Mariem Hassan, símbolo de la música saharaui, es la voz que acompaña algunas historias del documental. Raquel Conde nos la muestra, además, en acción, durante un concierto en España, desplegando la fuerza de un canto capaz de atravesar todos los muros.

Niños jugando sobre la arena, piedras, lápidas, una jaima, pasos, un cementerio y una anciana, recuerdos, peces… Seguia El Hamra, región al norte del país, cuyo nombre le viene dado del río que cruza, allí vivió Dad’da hasta la ocupación marroquí. Roció Huertas hace un retrato de la esperanza, la memoria y los sueños de Dad’da, una mujer de 70 años, “una anciana prodigiosa” a quien “ya no le duele nada y no se permite seguir recordando”.

Al día de hoy, los saharauis y todos aquellos que deseamos que se haga justicia con este pueblo, estamos a la espera de que se realice el referéndum de autodeterminación, prometido por las Naciones Unidas desde hace más de 20 años y postergado y atascado por los obstáculos que pone el gobierno de Marruecos, y aquellos Estados que lo apoyan, entre ellos el de España.

La historia está llena de escándalos y muchas veces olvidamos que el presente es la historia que construimos. Por eso, con este documental, hemos decidido desentrecruzar los brazos y unir nuestras voces en un canto contra el olvido, esperando, como John Grierson, desde el cine, estimular el corazón y la voluntad de las personas para afrontar los escándalos del presente.



1 comentario:

Anónimo dixo...

sois unos sinverguinzas, que tonteria habla ese documental , ni en sus sueños lograis lo esperaisn sois unos cabrones, el sahara es marroqui , quiere el que quiere y el no quiere va tomar por el culo